Qué sugeriría a las personas que sufren de miedo y paranoia?
El antídoto para esta clase de dificultades es sencillamente la meditación en el amor y la compasión. Para esto sólo debemos visualizar a nuestro alrededor a las personas que conocemos (amigos, familiares, etc.), después visualizamos a las personas que nos sean indiferentes y al final a nuestros enemigos. Si este último [grupo] es muy difícil, podemos dejarlos fuera; pero cuando hayamos obtenido cierta experiencia con esta técnica de meditación, debemos incluir a nuestros enemigos. Entonces observaremos con calma que queremos liberarnos del sufrimiento y tener felicidad. Empiecen a desear esto por ustedes. Luego miren a los demás, abran su mente hacia ellos y verán que ellos son sólo iguales a ustedes: quieren obtener la felicidad y evitar el sufrimiento. Esta sencilla técnica de meditación puede tener un gran impacto en la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a aquéllos a nuestro alrededor.
Como lo mencioné antes, el miedo surge de tener expectativas demasiado altas de uno mismo, así que es importante ser realistas y sinceros sobre nuestras habilidades, e involucrarnos en actividades adecuadas para nosotros en este momento. Podemos cambiar poco a poco, pero necesitamos enfatizar la lentitud [del proceso]. Como dicen las escrituras: “No busques posiciones altas, sino posiciones bajas. Desde las posiciones bajas surgen los sabios”.
¿Y para las personas cuyas mentes están perturbadas por la impaciencia, el enojo y los celos?
La impaciencia puede surgir por diversas causas, como la tensión mental y física, o el estrés (aunque está relacionado, pero no es exactamente lo mismo). Para estos problemas podemos aplicar un gran número de remedios incluyendo el yoga y algunas meditaciones sencillas como observar en silencio la respiración, los propios pensamientos, etc. Entonces debemos aplicar un antídoto al problema. Primero es importante ver la causa de nuestra frustración: tal vez estemos en un país extranjero cuyos sistemas desconocemos y esto nos afecta cuando tratamos de hacer transacciones, etc.; en otros casos, podemos tener alguna idea sobre algo que debería hacerse y cuando las circunstancias no corresponden con nuestro ideal nos disgustamos. En ambas instancias la frustración surge de aferrarse a nuestros pensamientos sin ninguna consideración por las situaciones exteriores; en esos momentos, sería bueno observar el flujo de los pensamientos y aprender a dejarlos ir, en oposición a ser demasiado rígidos. Si uno se ha entrenado en observar su propia mente y el flujo de pensamientos, entonces es posible notar cuando surge la impaciencia y dejarla ir. Puede sonar sencillo, ¡pero realmente toma algo de práctica!
Por otra parte, el antídoto para el enojo es el amor. Antes expliqué una técnica de meditación sencilla. También me gustaría señalar la importancia de lo siguiente: debemos saber que es imposible meditar en los antídotos a estos problemas en cuanto se manifiestan en nuestra mente. Más bien, primero debemos alejarnos de la situación y entonces aquietar nuestra mente y aplicar el antídoto necesario, así como un buen soldado se prepara para la batalla mucho antes de encontrarse en un predicamento. También resulta valioso reflexionar en el hecho de que todos los seres sintientes son idénticos a nosotros, pues quieren ser felices; así, con el enojo en nuestra mente estamos arruinando no sólo la propia felicidad sino también la de todas las personas a nuestro alrededor. Si otros se enojan con nosotros y nosotros nos enojamos en respuesta, entonces el problema sólo se agranda; pero si en lugar de esto mantenemos la calma, la situación amainará por sí misma de manera natural y nos ahorraremos la tortura mental del enojo. Uno puede reflexionar que quien está enojado con nosotros se encuentra entonces bajo el control del enojo. Esta mente destructiva le está haciendo actuar de tal forma que genera infelicidad tanto para él mismo como para los demás, así como una víctima de rapto actúa bajo las instrucciones forzosas de su secuestrador. Usar estas simples analogías puede resultar de mucha ayuda.
Por último, me parece que los celos vienen de un sentimiento de importancia propia, por lo cual vemos a los demás de una manera despectiva. Para esto debemos meditar en la ecuanimidad, reflexionando en lo siguiente: todos los seres sintientes desean la felicidad y huyen del sufrimiento, y como todos los seres sintientes son diferentes, de igual manera sus experiencias varían. Así, cuando veamos a personas con cualidades o experiencias que nosotros no tenemos, debemos sentirnos alegres y limitarnos a reconocer esto como parte de su experiencia. Si quisiéramos tener una [experiencia] similar, debemos procurar las causas para generarla. Si vemos objetivamente los celos, descubriremos que se trata de una actitud inútil por completo, pues no sólo no nos ayuda a obtener las experiencias o conocimientos deseados, sino que nos hace sentir infelices.
Y por último, para aquellos que sufren depresión. La depresión surge en quienes sienten que sus vidas no tienen valor; para contrarrestar esto, creo que las personas deben tener un propósito y orientar sus vidas en esa dirección. En lo personal, creo que en el mejor de los casos toda persona debe tener dos propósitos, uno mundano y uno espiritual, de acuerdo con sus intereses y habilidades. Me gustaría enfatizar que el interés espiritual no necesariamente significa lo religioso, sino que puede tratarse de una forma de enfrentar los problemas humanos del corazón y encontrar remedios para eliminarlos, a fin de volvernos más decentes y sinceros como individuos. A través de lo anterior, uno le da valor y significado a su vida, y por lo tanto elimina la depresión y la idea de no valer nada.
En contraposición con Asia, en los países occidentales no parece haber mucho trabajo físico por hacer, todo el trabajo parece ser mental. Demasiado pensar en un contexto negativo puede llevar a ideas destructivas, así que necesitamos aprender a pensar menos (no al extremo de no tener pensamientos, sino sólo pensar de forma positiva), así como a dejar ir todos los pensamientos en general y los negativos en particular. Con el tiempo, aprenderemos a ser como alguien que contempla en el cielo varias formas de nubes, tormentas y arco iris, pero sin sentir apego o aversión por ninguna de ellas.
Para que cualquiera de estas técnicas funcione, es esencial ponerlas en práctica de una forma ordenada y disciplinada, no a medias. Fijen un horario y respétenlo. No debemos esperar un gran éxito inmediato de tales prácticas; en lugar de ello, mantengamos en mente el efecto a largo plazo y progresemos con lentitud. Podemos empezar con unos quince o veinte minutos de reflexión y meditación cada día y prolongar el tiempo gradualmente. Sin embargo, ¡sin grandes saltos!, esto haría más daño que bien a largo plazo.
He tratado de dar respuestas sencillas y fáciles de aplicar a los problemas señalados, de acuerdo con mi pequeña experiencia y con la herencia espiritual del Tíbet, pero me gustaría pedir a los lectores interesados en el tema que lean varios libros sobre el adiestramiento mental, de los cuales existen muchos en inglés. Les recomiendo en especial los libros de S.S. el Dalai Lama, como Ancient Wisdom, Modern World (Sabiduría antigua, mundo moderno).
Espero que esto resulte útil para ustedes y les deseo a todos una vida feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tu comentario, siempre que sea respetuoso y no agresivo, que estés muy bien bendiciones infinitas.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.