martes, 10 de septiembre de 2019

EL DOMINIO DE LAS EMOCIONES


Todos nuestros aciertos o errores, están encerrados en las emociones. Quien logra controlarlas, puede en principio lograr equilibrio y paz.
La superioridad moral,  debe trabajarse a diario en  no tomar sucesos como personales, eso implica observar detenidamente la programación adquirida, que es el alimento necesario del ego. Quien vive ofendido, resentido etc., vive bajo el dictamen emocional que lo domina. Desde ese enfoque es inexistente la tranquilidad , solo una cantidad de pensamientos rumiantes, que se convierten en muchos casos en obsesiones.
Los diferentes caminos espirituales solo son efectivos cuando se enfocan en trascender emociones y en descubrir que el ego solo es una construcción errónea de nuestras creencias. Estos dos pilares, edifican la columna vertebral  de la  moral, donde el hombre puede observar que lo que llamamos el bien  que es inherente al ser humano. Es decir nadie nace perverso o violento, sus circunstancias determinan, junto a su karma, y  la programación, sus actos futuros. Por eso es imprescindible volver a la fuente de nuestra virginidad mental, es decir desprogramarse. Para que suceda tal epopeya en nuestra mente, tendremos que hacer un trabajo propicio, de meditación, observación y aceptación. Junto con un esfuerzo de no querer ganar o perder, en nada. El sistema apunta al otro lado opuesto, la vida se torna competitiva, individualista y materialmente obscena.

La turba comandada por la emoción primordial  del miedo, anula cualquier posibilidad de intentar cuestionar a dicho sistema, y por el contrario nos invita a plegarnos a tal despropósito.
Es necesario mucha voluntad y determinación para hacer lo que venimos hacer, que es crecer y avanzar en la superioridad moral, ser solidarios, amables, pacientes y  filantrópicos.
Compasivos, empáticos  y altruistas.
Y seguir viviendo en este mundo ficticio, sin pertenecer a él, solo tomando en cuenta estos preceptos, y  sin caer  en la idea pesimista de ser víctimas y fracasados, por no obtener lo que los demonios quieren incentivar.
Su único objetivo, es llevar a la humanidad al sufrimiento eterno, minando de ilusiones el camino, y proporcionando a los incautos de algunos placeres terrenales, que no podrán sostener por mucho tiempo, y que pagaran muy caro su precio, vida tras vida en el mejor de los casos, en  terribles  sufrimientos y tormentos.
Los caminos como el Dharma budista, y otros que no son contaminados por la religión, pueden servirnos como plataforma, no así la programación de  religiones que son socios  del poder y alimentan los mismos   vicios que los demonios .
El cuestionamiento y el libre pensamiento, que significa para los 
religiosos, el hereje. Es primordial y esencial, en la reflexión profunda de la búsqueda interior. El miedo dirige la indefensión adquirida, que es  el arma más potente que posee el sistema, para hacer fracasar la obra de vivir, con un fin superior y no  ordinario y miserable. UN NADIE JUEI MU.

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